Entró de
puntillas al libro una noche de abril.
Aprovechó que ya todos dormían y se puso a hablar con Escarlata. La invitó al baile benéfico de los
combatientes en el frente. Ella no podía
bailar por ser viuda pero ¡se sentía tan bien que los pies bailaban solos!. Entonces, Robert entró en el salón y se quedó
prendado de ella y ante su invitación, ella no se pudo resistir y… aceptó y
bailó, sin importarle los comentarios, ni la opinión de su tía Margaret que, de
seguro, no la llevaría más a ningún baile.
Pero… cuando los sentimientos del amor surgen y son mutuos, estarán allí
por los siglos de los siglos.
Quien entró al libro fue testigo de los trabajos impecables del amor; cuando menos se espera, en el lugar más inesperado, aunque no lo busques… allí se presenta, para hacer delicias o estragos, como tú bien dices: por los siglos de los siglos…que así sea
ResponderEliminarBonita descripción de un baile y de los sentimientos de los protagonistas. Como de costumbre, dices mucho en poco espacio, sabes condensar lo mejor de cada cosa. Enhorabuena.
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