lunes, 30 de septiembre de 2013

CONFESIÓN de Carmen Margarita



No sé cómo explicar lo que siento.  El mundo está vacío porque para mí los olores son como respirar y… ¿cómo se puede vivir sin respirar?.  Imposible. Les voy a confesar uno de mis secretos, y tal vez entiendan entonces el porqué de mi negatividad.
A través de los años, me fui dando cuenta de que Dios me había dotado de un olfato especial.  Para mí, las flores  y las frutas tenían un aroma delicioso, otras cosas no tanto y otras, eran directamente horrendas.  Claro que eso le pasa a todos los seres humanos.  Lo que me hacía especial era el hecho de que a mí el olor de las personas me hablaba, pero no se confundan, no el perfume que usaran, sino ese olor natural que la gente desprende y que yo llamo de carácter.  Algunos eran ácidos, otros amargos y algunas personas me resultaban definitivamente dulces.  Los compatibles conmigo tenían un aroma distinto, olían a almendra con un toque afrutado.  A través de sus aromas sabía quien me iba a caer bien o mal.

Después de leer mi confesión, entenderán muy bien cómo me siento ahora que he perdido ya el don de tan maravilloso olfato.



2 comentarios:

  1. Sí, es fácil entender el vacío tremendo que puede dejar la pérdida de ese don especial de conocer a las personas a través del aroma propio que desprenden.

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  2. Siempre innovas, sabes hacerlo con naturalidad, eso te identifica. Es un don maravilloso que no puedeses perder.

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