Allá por los
años sesenta, una pareja se conoció y rápidamente se casaron. Fue una sorpresa para todos, pero no, no fue
por embarazo. Con el tiempo sí tuvieron
sus hijos y los criaron bien, rodeados de cariño. Ella fue la madre de todos, incluido su
marido y cuando los chicos se fueron de casa y se independizaron, las cosas
parecían ir bien hasta que un día un marido le dijo que tenían que hablar. Ven, le dijo, y sentados frente a frente, él
le confesó lo que tenía dentro.
-He sido buen
esposo y un buen padre pero ahora abro mi armario de par en par y busco mi
camino.
Ella le
contestó:
-Eres bueno
y respetuoso y te agradezco que no sea por otra mujer. ¡Qué seas muy
feliz! Adiós.
Bravo por esta confesión. Ojalá que, como le ocurrió a este personaje, nuestras vidas no nos sean ajenas, que no nos veamos obligados a escondernos detrás de los miedos y los convencionalismos.
ResponderEliminarCosas que pasaban antes, por la represión. Hoy en día, las cosas se ven de otra forma.
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