Una
tarde de verano, estaba tras la ventana y, de repente, empezó una tormenta
increíble. La copiosa lluvia arrastraba
todo lo que encontraba a su paso. Me
percaté, entonces, de un bulto misterioso y llamé a Rosa.
-Rosa,
¿Qué será eso que arrastra la lluvia? –le pregunté.
-No
lo sé, tú que eres tan aguda de seguro lo sabrás –me contestó ella.
Me
devané la cabeza sin poder averiguarlo.
Rosa
me volvió a insistir sí ya lo sabía.
Empezaba a negarlo cuando, Juan entró despavorido gritando:
-¡Nos
quedamos sin vacaciones! ¡Nuestro equipaje va calle abajo!
Me hace pensar tu relato en esas tormentas de verano, las literales y las figuradas, que a veces hacen que nuestros planes se vayan corriente abajo.
ResponderEliminarUnas vacaciones perdidas o ganadas, no lo sabemos. Cuando se pierde el equipaje nada es igual.
ResponderEliminar