Estoy en mi pasado, me
paseo por él. Sé exactamente donde voy, de la misma manera que para qué. Busco una recopilación de mi niñez y mi
juventud. Y se me mezclan los sentimientos; inocencia e ilusión, pero al mismo
tiempo tristeza, por los que faltan. Pero, curiosamente, te vas quedando con lo
bueno de cada momento, y cómo si de una película se tratara, ves a tus seres
queridos pasar delante de ti, extrañas sus risas, su ternura, y echas de menos
esa plenitud de la vida en la que se es capaz de sacar una familia adelante,
que es lo más importante, sin apenas darte cuenta de la labor que haces. Para
después pasar a un segundo plano, no menos importante, donde los protagonistas
serán tus hijos, para volver a empezar el ciclo. Y sigues aprendiendo y
aprendiendo...aunque yo francamente me pregunto ¿para qué?.
¿Para qué? ¡Para llenar la vida! Tenemos una sola, así que estamos obligados a llenarla de cosas buenas y valiosas; las vividas y las que están por venir, reconstruyéndonos siempre. (Eso es algo que me repito a mí misma también, no creas). Un abrazo fuerte, Elvira. No dejes de escribir…
ResponderEliminarBonita recopilación del pasado. Siempre vale para algo y, mejor... que sea positivo
ResponderEliminarPara hacer algo que sea sólo para ti, sin pensar en loa demás, cosa a la que tú no estás acostumbrada.
ResponderEliminarSiempre hay un para qué, Elvira. La cuestión está en saber buscarlo y encontrarlo. Nunca pierdas ese deseo de aprender, es lo que nos mantiene VIVOS; y no me refiero a respirar, sino a estar vivos, con mayúsculas. Ánimo y sigue adelante, lo haces estupendo. Un abrazo.
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