Estoy en mi pasado. Me
paseo por él. Sé exactamente dónde voy, de la misma manera que conozco para qué. Me remonto a 1989, año
en que se casó la mayor de mis hijas. Son muchos los recuerdos, pero los que
más añoro son aquellos en los que, a últimas horas de la noche después de cenar, nos
sentábamos a comentar y a reírnos de las incidencias que habíamos tenido
durante el día y a planificar lo que íbamos a hacer el día siguiente.
Coincidió también que, ese mismo año, mi marido y yo hacíamos las Bodas de Plata y,con la ilusión y
preparativos de la de mi hija, casi se nos olvida; bastaron dos días, para
organizar otra misa, donde nos volvimos a casar con los mismos padrinos;
nuestros cuatro hijos sentados en el
primer banco y las personas más cercanas acompañándonos, a continuación fuimos
a cenar a un restaurante donde lo pasamos muy bien, siendo ese día, uno de
tantos maravillosos, que he vivido en mi pasado.
Bella la fotografía y bellos los recuerdos. La memoria de los felices tiempos compartidos es un lugar sagrado al que siempre volver.
ResponderEliminar!Qué bonito!. Me encantan los matrimonios que se quieren tanto. Mis padres tambien se querian mucho.
ResponderEliminarEres fotogénica. Mª Dolores.