Alcantarillas; sabemos
que hacia ellas se arrastra toda
porquería que se sumerge en ese suelo tan oscuro y sucio. Muchos hombres
trabajan en sus entrañas como medio de vida. Pues bien, una de esas fue bendita para mi madre. Ella contaba que salía de paseo en Linares,
pueblo andaluz donde vivió su juventud, cuando cayó una tormenta de agua. Tuvo
que recogerse en casa, a la que corrió bajo la lluvia. Al llegar, echó de menos un pendiente y se
dijo, ya lo perdí.
A la mañana siguiente,
lo encontró justo antes de que la alcantarilla se lo tragará junto con todo lo
que había arrastrado el temporal. ¡Bendita
alcantarilla!, exclamó.
Todas se portan bien, me parece. Son unas benditas ¿quién más aguantaría todo lo que le echen?
ResponderEliminarLa alcantarilla guardiana de tantas cosas... no quiso tragarse el pendiente, por algo sería ¿VERDAD?
ResponderEliminarTu madre perdió el pendiente, como Lola Flores, que también lo encontró. MªDolores.
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