¿Quién iba a pensar que
esta hortaliza iba a ser la felicidad de la Cenicienta? Con ese carruaje en el que se convirtió,
llevó a la feliz joven al baile, aunque después ella perdiera un zapato. Eso no tuvo importancia porque poco después
llegó el colorín colorado este cuento se ha acabado y todos tan felices
comiendo perdices.
Muchas calabazas hace
falta hoy en día para la juventud, pero no disfrazadas de carruajes, sino de
trabajo.
Calabaza, calabaza… cada uno con su nómina al fin de mes. Ay, eso sólo pasa en el país del Abracadabra, me temo… Nos has hecho reír, que no es poco…
ResponderEliminarNo cambies, tus ocurrencias son de lo más divertidas y certeras.
ResponderEliminarLa calabaza es rica en vitaminas, me encanta en crema. Mª Dolores.
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