La bronca fue tremenda,
la mayoría de los vecinos la escuchamos.
Era ya de madrugada, yo estaba durmiendo cuando me despertaron los pasos
de alguien corriendo por la azotea; porque yo vivo en el último piso. Me levanté y fui hacia la puerta de
entrada. Desde allí oí como alguien
bajaba rápidamente las escaleras.
Enseguida me dirigí al balcón y me asomé. Fue cuando vi a cuatro o cinco policías vigilando
los portales. De pronto, del mío salió
un chico con una mochila a la espalda.
Los agentes se abalanzaron sobre él, lo redujeron. ¡Al suelo, al suelo!, le gritaban. El muchacho obedeció enseguida y se tiró al
piso con los brazos en cruz. Lo
registraron y le quitaron la mochila. El
chico gritaba cuando le pusieron las esposas.
Se lo llevaron detenido. Fue una
noche muy movidita; ¡una noche de película!.
Pues sí que fue una noche de policías y ladrones; una noche de película, efectivamente
ResponderEliminarSin tener que ir al cine fuiste espectadora de una película real, eso tiene su mérito.
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