Terminábamos de cenar, cuando mi padre
dijo, ¿ por qué no se van acostando ustedes que yo iré dentro de un rato?. No había pasado diez minutos cuando oímos un
estrepitoso ruido. Corrimos al comedor y
allí estaba él, en el suelo, inmóvil.
Nos parecía irreal que minutos antes estuviéramos los cuatro
compartiendo comida y conversación, sin imaginar que aquella era la última
oportunidad de nuestras vidas de estar los cuatro juntos, y que ya nunca más lo
volveríamos a repetir.
Así fue como me relató
mi esposo, pocos meses después de conocernos,
la muerte de su padre a los cincuenta y un años y como este terrible
hecho cambió la vida de su madre, la de su hermano y la suya propia, dejándolos
con un recuerdo imborrable, marcados para siempre.
Este relato breve y sin embargo enorme en intensidad, me tocó muy de cerca al revivir con él mi propia historia personal. ¡Cuántas últimas veces dejan huérfanas los que dicen adiós demasiado pronto!
ResponderEliminar"Iré dentro de un rato" esta frase se repite interminables veces sin pensar que ese rato no volverá. Es mejor no pensarlo y seguir con nuestra vida hasta que Dios quiera.
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