Esta es la
historia de una familia: el padre, la madre y dos hijos; niño y niña. El niño, el mayor de ellos, era muy travieso
y no paraba de hacer travesuras. Su
juego favorito era la pelota, además de hacer llorar a su hermana. Le quitaba sus juguetes y ella salía
corriendo al lado del papá para que él la consolara. Y el padre, aunque sabía que la niña era muy
mimosa, siempre lo hacía porque la pequeña era su ojito derecho.
Uno de los
pocos días en los que el niño estaba relajado y tranquilo, como cosa extraña,
leía un cuento y tan metido se encontraba en la historia que no vio llegar a su
hermana. Ella, al verlo tan entretenido,
vio la oportunidad de vengarse de él por todo lo que le había hecho. Cogió la pelota y se la tiró a la cabeza, con
tan poca fortuna que la pelota rebotó y fue a dar contra un jarrón de cristal
que, de inmediato, se rompió en mil pedazos.
La niña se asustó y corrió a esconderse.
El niño, al
ver el jarrón en el suelo, pensó que su madre no se enfadaría tanto porque, a
fin de cuentas, a la hermana le perdonaban todo y además, el jarrón era de los
baratos; lo habían comprado en los chinos.
Su madre, al
escuchar el estruendo, se acercó al salón donde estaba el niño y lo descubrió
con la pelota en las manos.
-¿Cuántas
veces te he dicho que aquí no se juega?
-No fui yo,
mamá. Fue mi hermana
La madre se
enojó todavía más y le castigó quitándole la pelota y suprimiendo su paga
semanal, por acusar a la hermana.
El niño se
dio cuenta de que, como casi siempre ocurría, iba a cargar con el marrón.
¡Qué injusto! A los hermanos mayores casi siempre nos toca cargar con el marrón. Casi he sentido lástima por este niño travieso.
ResponderEliminarCARGAR CON EL MARRÓN, SUCEDE CON CON BASTANTE FRECUENCIA ¿A QUIEN NO LE HA OCURRIDO ALGUNA VEZ?. TU HISTORIA ESTÁ MUY BIEN CONTADA Y ME HA ENCANTADO.
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