Dolores,
Háblanos de tus
maestras o de aquella mujer que vigilaba
tus primeros pasos con tacón alto en tu relato UNA PRIMERA VEZ: tu madre
Hurgando en
mi memoria para recordar alguna anécdota relacionada con las maestras de mi
anterior relato, ha surgido en mi pensamiento, el recuerdo de una muy severa,
se llamaba Rosalía. Nos impartía clases
de gramática. Cuando cometíamos faltas
de ortografía, como el verbo haber, nos mandaba a todas las niñas, repetir cien
veces, en nuestros cuadernos: haber se
escribe con h y con b, para que no lo olvidáramos. Creo que gracias a su manera de enseñar tan
rígida, me gusta tanto la ortografía, las palabras y todo lo que abarca la
gramática.
Respecto a
mi madre, después de mucho meditar, vino a mi mente lo que ella contaba sobre
mi hermana y yo. Cuando éramos muy
pequeñas, iba a buscarnos para ver qué hacíamos pues no se nos oía. Estábamos muy entretenidas rascando la cal de
la pared de nuestra habitación. Lo
hacíamos con los dedos de las manos para luego chuparlos.
Con este
relato de anécdotas, espero haber satisfecho el interés de Isabel, nuestra
profesora de Literatura y deseo que les gusten.
Efectivamente, me han gustado. Hurgar en el pasado nunca debe ser un trabajo impuesto pero, me he atrevido a proponer este ejercicio porque sé que en el territorio de la infancia hay muchas historias escondidas que merecen ser contadas.
ResponderEliminarTUS ANÉCDOTAS SON MUY CURIOSAS Y TIENEN LA ORIGINALIDAD DE LA INFANCIA. ES BONITO RECORDAR Y CONTAR LO VIVIDO. NOS LLEVA AL PASADO Y ESO CASI SIEMPRE RESULTA AGRADABLE.
ResponderEliminar