Rodeado de todas ellas, en medio de un ambiente casero y
agradable, como el que sólo tu propia morada te da, ahí estaba yo,
observándoles y regocijándome con cada de ellos. Sentado en mi viejo sofá, cerré los ojos y
empecé a recordar tiempos pasados que hicieron lo que hoy es mi presente.
Era un muchacho de unos veinte años, jovial y risueño, que
no creía en el amor y mucho menos en el matrimonio. Mi padre entró una noche en mi habitación y
me comentó que por la mañana temprano iríamos a pescar. Un compañero de trabajo suyo tenía un barco y
le había invitado. La noticia no me
alegró mucho pero, por no decepcionarlo, asentí fingiendo agrado.
Cuando llegamos al muelle, nos dirigimos hacia un velero
precioso de grandes dimensiones, donde nos esperaba Juan. No había imaginado nada como aquello y aún
sin salir de mi asombro, nos mostró todo el barco. En uno de los camarotes donde había una
litera y una mesa que hacía de despacho, estaba una chica escribiendo algo
sobre un papel. Cuando se giró para
saludarnos, quedé sorprendido, nunca había soñado nada así; era la cosa más
bonita que mis ojos habían visto jamás.
Hoy, Vega es mi mujer y ese día sin dudarlo, hice la pesca
más importante de mi vida. Ella es la
estrella que ilumina mi casa y la razón por la cual mi presente está lleno de
un universo de estrellas.
Muy bien contado está este relato que, partiendo del presente, mira hacia el pasado para revivirlo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarES IMPRESIONANTE LO BIEN QUE MANEJAS LAS LETRAS PARA DESCRIBIRNOS UN UNIVERSO NUEVO CON LA ESTRELLA VEGA ILUMINANDO TU MUNDO.TE FELICITO
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