De pequeña,
me sentaba a escuchar las bonitas y verídicas historias que mi tía me
narraba. Había una que era muy especial
para mi y por eso siempre le repetía
-Tía,
cuéntame aquella vez que fuiste a pescar y volviste cargada de estrellas.
Entonces, mi
tía comenzaba a contarme.
Era un cálida tarde de agosto y la
familia García Pérez decidió ir a pescar a la playa de Los Cristianos. Ya oscurecía cuando a lo lejos divisaron la
silueta de una mujer ataviada con una larga túnica y un velo negro. Cuanto más se acercaba, más perpleja se
quedaba la familia. De pronto, la mujer
se detuvo y, quitándose el velo, descubrió su pálida cara. Al verla, el hijo mayor de la familia gritó
-¡Mamá, es María! ¡Voy a abrazarla!
María era una antigua niñera que
había criado al niño. Antes de que se
acercara, la mujer exclamó
-¡No puedes acercarte porque estoy
enferma del pulmón!
La familia se quedó petrificada pero,
Mª Isabel, que así se llamaba la mamá del niño, reaccionó rápidamente,
preguntándole a María
-¿Dónde y de qué vives?
-Vivo sola y no tengo ni para comer –contestó
Mª Isabel reunió toda la comida y el
dinero que llevaban y se los entregó a María con una sonrisa mientras le decía
que no se preocupara, que a partir de entonces, nada le faltaría.
De regreso, Nicolás, que era el
nombre del esposo, le recordó que aquella era la noche de San Lorenzo.
-Las estrellas brillan como nunca pero todas te las has llevado tú, por tu buena obra -le comentó, orgulloso.
Esta
historia se sitúa en mil novecientos
veinte. Todavía no se conocía la
cura para la tuberculosis, una enfermedad muy contagiosa, por lo que todos
aquellos que la sufrían, desgraciadamente debían vivir aislados.
Bonita y sólida historia que, de forma muy inteligente, tú has sabido ajustar al tema propuesto en clase. Muy bien contada.
ResponderEliminarSIEMPRE NOS CUENTAS HISTORIAS PRECIOSAS, ÉSTA ES MUY EMOTIVA Y, DEMUESTRA LA GENEROSIDAD DE UNA FAMILIA HACÍA UNA PERSONA NECESITADA. QUE CUNDA EL EJEMPLO.
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