Hacía tiempo que conocía a Mª Luisa, que en paz descanse, de
vernos en la parroquia. Al salir de
misa, siempre nos saludábamos. Un
domingo, se acercó a mí y me dijo
-Tengo una asociación de mayores. Yo soy la presidenta y estoy buscando un local,
¿me puedes acompañar a ver uno?. He
quedado con el dueño hoy a las once.
Me explicó de qué local se trataba y yo le dije que sí y,
como sabía que mi tía lo conocía, le avisé para viniera con nosotras y así,
todo sería más fácil.
Visitamos el local y, en el acto, Mª Luisa llegó a un
acuerdo con el dueño, al mismo tiempo que nos invitó a hacernos socios, “aunque
sólo fuese por colaborar”, según sus propias palabras.
Fue de esa manera tan sencilla como la Asociación Flores del
Teide comenzó a formar parte de mi vida.
Sólo hacía tres años que había fallecido mi marido y ese
hecho había dejado en mí un espacio vacío que yo necesitaba llenar con algo
nuevo que aportara a mi vida un poco de ilusión. Al conocer a otras personas, ir de excursión,
descubrir el juego de Rummikiu… A todas las cosas, se sumó el hecho de que en
esa época Dios me hizo el regalo de dos nuevas nietas que, unidas a los tres
nietos que ya tenía, llenaron de alegría mi vida.
Puedo decir, sin tener ninguna duda que aquella vez fui a
pescar y volví cargada de estrellas.
Buenas estrellas las tuyas, de las que siempre permanecen encendidas, al calor del amor y del recuerdo. Muy bonito.
ResponderEliminarLAS ESTRELLAS QUE TE ACOMPAÑAN SON LA MEJOR COMPAÑÍA QUE SE PUEDE TENER.
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