Todo estaba preparado para el gran
día, había llegado su familia que residía fuera, hospedándose en el Hotel más
cercano.
Alberto se levantó más temprano de
lo habitual. ¡Hoy es el día tan esperado!. Se quedó reflexivo por un momento,
pensando en el camino recorrido hasta ese momento.
Nada
podía enturbiar su entusiasmo, había conseguido finalizar su tesis y hoy era su
lectura. El sonido del teléfono lo saca de sus pensamientos. Escucha como su
compañero de habitación exclama: ¡No, imposible no, no puedo decírselo y aguarle
la fiesta después de tanto esfuerzo y sacrificio!.
Se acerca a su amigo y le dice lo
que ha pasado: han aplazado la lectura de tu tesis.
Pues sí que le aguaron la fiesta, después de esperar con tanto anhelo el momento, lo cambian casi a la entrada. El lector siente la misma decepción del protagonista
ResponderEliminar¡Pobre muchacho!, con la ilusión que tenía... Estupendo relato, como todos los tuyos.
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