Los vecinos más
cercanos que tenían mis abuelos eran un matrimonio con dos hijos. Se llevaban muy bien entre ellos, aunque no
compartían las mismas ideologías políticas.
Mis abuelos me contaron
que los dos hermanos habían luchado en la Guerra Civil Española, pero cada uno
en un bando diferente, sin embargo, tuvieron la suerte de que jamás se
enfrentaron en el campo de batalla.
Cuando la guerra
terminó, el que estaba en el bando ganador, regresó lleno de condecoraciones,
pero a pesar de las medallas, no pudo evitar que su hermano fuera a la cárcel.
Todos los domingos
acompañaba a sus padres, que ya eran mayores, a visitarlo, pero él nunca
entraba y les esperaba dos calles más abajo para que no regresaran solos. Así todas las semanas, durante tres años,
hasta que al fin el hermano fue puesto en libertad y pudieron fundirse en un
gran abrazo, sin ningún rescoldo de rencor entre ellos, porque ningún ideal
político era más grande que los lazos de sangre que como hermanos les unían.
Así me lo contaron y
así se lo cuento yo a ustedes.
Una de las dolorosas características de la guerra civil española es la lucha entre hermanos; fue la nuestra una guerra fratricida que, como bien dices, gracias a los fuertes lazos de la sangre, no pudo acabar con el amor fraterno, felizmente.
ResponderEliminarTu historia real y cruel, mueve los sentimientos de quienes la escuchamos de tus labios y luego leemos detenidamente, por suerte, no todo son cosas ingratas, siempre sale a la luz lo bueno de los hechos y de las cosas.
ResponderEliminarHas contado lo más terrible de una querra civil:lalucha entre hermanos ,en este caso ,hermanos de sangre...Lo cuentas maravillosamente,de una manera concisa y muy clara...Enhorabuena¡¡
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