Milagros vivía en un país sudamericano. Desde joven poseía aptitudes para manipular
explosivos, desde voladores a artefactos de mayor potencia. Ella había aprendido el oficio de artificiera,
de su padre, porque él había trabajado desde muy joven en la cantera del
pueblo, poniendo en peligro su vida, día tras día, animado por el
convencimiento de que su trabajo servía para que tanto él como el resto de
compañeros, siguieran buscando el metal o las piedras que tanto ansiaban para
sacar a sus familias adelante.
Un día, debido al peligro que tenía su profesión, su
padre muere en una explosión, por lo que la joven Milagros tiene que tomar la
decisión de seguir o no el oficio de su padre.
Ella piensa primero en su familia y luego en el peligro al que se
expondría a partir de ahora. Después de
meditarlo, decide comunicarle al capataz de la cantera que seguirá en el puesto
de su padre.
Desde ese día y en honor a su padre fallecido,
Milagros, la joven que en el pueblo jugaba con los petardos, pasó a llamarse
Milagros Dinamita.
Bien resuelta la tarea de esta semana, Teresa. Un personaje y una historia absolutamente creíbles.
ResponderEliminarLos explosivos suelen traer malas consecuencias. Conozco una historia real en que un muchacho perdió su vida en un pozo, por causa de un barreno que no explosionó a su debido tiempo.
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