Siempre tan atenta y servicial con todos y con una sonrisa en
la cara. Una madre ejemplar y siempre
amorosa con sus hijos, a los que adora por encima de todo y a los que elogia,
siempre que puede.
Una trabajadora nata, cumplidora donde las haya y que no
escatima esfuerzos ni tiempo para cumplir con su obligación. Buena hija y esposa, donde no cabe reproche
alguno hacia ella.
Sabiendo todo esto y queriéndola como la quiero, nunca jamás
me perdonaré pensar lo que pienso. Como
se suele decir, todo es mentira y nada es verdad y las apariencias engañan y
con el tiempo me ha demostrado que de buena no tiene nada.
Dura semblanza la de esta buena que parece no serlo tanto. Ojalá que, como, efectivamente, las apariencias engañan, igual estés equivocada, y todo tenga una razón de ser; esos porqués que a todos se nos escapan. Es lo que uno desea al leerlo, dado que has dejado abiertos los motivos que te conducen a esa conclusión final.
ResponderEliminarDespués una perfección y una intachable conducta, una, nunca piensa, que pueda existir la maldad. Como bien dices -las apariencias engañan-.
ResponderEliminar!Qué decepción la tuya!. Cuando se pone la ilusión en personas que luego decilusionan.
ResponderEliminarMº Dolores.