Parece que la palabra malo tenga que ir, invariablemente, asociada a las ideas y a los hechos de maldad, pero… ¿y la palabra mala?. En mis tiempos, a las prostitutas se les
llamaba mujeres malas, mujeres de la vida.
Se hacían chistes al respecto, como aquel hombre que dicen le dijo a un
cura que, si él las quitaba de esa vida, le guardara dos bien malas bien
buenas, para el sábado.
Bromas aparte, la mayoría de ellas eran mujeres de buenos sentimientos y de gran
corazón y algún caso se daba de hombres
que retiraban a algunas, casándose con ellas, como en la película aquella de
Julia Roberts, que era buena por dentro…¡y por fuera!.
Malas buenísimas, buenas malísimas; de todo hay en la viña del Señor, que no es oro todo lo que reluce, y el que no esté de acuerdo, que tire la primera piedra.
ResponderEliminarEstoy encantada de leer todo lo que escribes. Este relato demuestras que las malas no lo son tanto y las buenas tienen algo de malas.Me encanta tu razonamiento.
ResponderEliminar