Amina tenía 5 años y
soñaba con tener unas sandalias, pues
siempre iba con bambas. Su abuela, que sabía la ilusión que le hacía, se
propuso regalarle unas, pero no era tan fácil, ya que donde vivían no había
tiendas de zapatos. Pero un día, pasó por allí una señora que vendía zapatos y
ropa por las casas y ¡sorpresa!, traía unas sandalias marrones guapísimas. La
abuela de Amina le dijo que se las probara y, como en el cuento de Cenicienta,
eran de su número. Cuando la abuela le indicó que eran suyas, y supo que ya su
sueño se había hecho realidad, Amina, entre lágrimas y risas, se la comió a
besos y abrazos.
Aquellas sandalias
eran mágicas, pues nada más ponérselas, Amina comenzó a bailar, pero no solo
sus pies bailaban, también su corazón lo hacía, igual que las miles de
mariposas que revoloteaban a su alrededor. ¡Qué feliz se sentía! y su abuela
sonreía con tanta alegría, como hacía mucho tiempo que no lo hacía.
¡Qué bonito es tener
abuelos! Ellos te trasmiten tantas cosas buenas, a través de sus enseñanzas y
valores te dan fortaleza para el futuro. Gracias, abuelos, por darnos amor,
cuidarnos y ayudar a sus nietos a crecer.
Vuestra fuerza y espiritualidad vivirán siempre con
todos nosotros.
Bonito y dulce homenaje a esos personajes grandes, inmensos, que son o fueron nuestros abuelos. Me uno a esos sentimientos por entero
ResponderEliminarBonita narración, llena de emoción,ternura y alegría.
ResponderEliminarEs verdad, los abuelos son muy importantes en la vida actual. Mª Dolores.
ResponderEliminarEs una naracion muy bonita y enternecedora,no hay nada tan bonito como tener abuelos y padres.Cierto de ellos aprendemos mucho.
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