Eres la mejor amiga
del hombre, pero yo voy a hablar de mí. Cuando estás conmigo me siento tan
eufórica que parece que me voy a comer
el mundo. No hay barreras, ni miedos, ni soledades, solo sol y alegrías. Después
de esta reflexión, me doy cuenta de que soy una ingrata y una necia, porque si
tú eres mi mayor tesoro, ¿por qué no te cuido más y te mimo y te doy más cariño?.
Es que soy tan torpe que, sólo cuando te vas, me doy cuenta de todas las
locuras que he hecho. Me arrepiento, pero ya es tarde para rectificar, querida
amiga. Te prometo que, cuando salga de
ésta, te voy a querer y vamos a ser muy buenas amigas. Te lo aseguro, mi
venerada salud.
¡Cuánta razón tienes, Carmen! Somos muchos los que nos olvidamos de mimarla cuando la tenemos, para extrañarla luego, si se aleja de nosotros.
ResponderEliminarCuidala es uno de los grandes tesoros esta y la vida nunca es suficiente lo que la mimemos
ResponderEliminarCuando poseemos a esa amiga envidiable, no le damos importancia, solo cuando carecemos de ella. Creo que a todos nos ocurre lo mismo.
ResponderEliminarHay la salud.... sin ella no somos nada. Preciosa forma de amistad
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