Una señora, muy excitada, despierta
de la siesta a su marido, agitándole por un brazo y gritando su nombre.
–Tonino, tengo que confesarte algo. Por fin
estoy embarazada. Después de tantos años e intentos, ha germinado tu semilla en
mi aparato reproductor, me lo ha confirmado el ginecólogo. He superado todas
las pruebas.
El marido refunfuñando contesta:
–Pero
Brígida, lo que me cuentas es imposible, ya que somos nonagenarios.
La esposa con una risita jocosa
exclama.
–No te lo tomes así, sé que para
nosotros, todo está acabado, ¡je, je ,je!.
El anciano algo sorprendido replica:
–Querida, déjate de chocheras, vamos
a continuar viviendo, ¡que es bastante!.
El sentido del humor qué no falte, téngase la edad que se tenga. ¡Eso es saber ponerle sal y pimienta a la vida!
ResponderEliminarCon lo que ha adelantado la ciencia, hasta puede ser posible un embarazo a los noventa. No lo descarto a mis años; ya te contaré.
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