Aún lo recuerdo. Eso
estuvo allí desde aquel día en que lo trajo su hermano. Mi amiga Olivia no soporta
la horrorosa visión de eso. Por estar situado en el lugar más estratégico del
bufete, no puede eludirlo. Cada vez que entra y sale, sus ojos se deslumbran
ante el radiante brillo de eso que pisan sus pies, puesto que lo ha colocado
como alfombra. Al mismo tiempo, la piel salvaje, vibra con sus pasos.
Ella, que es una
recalcitrante activista, luchadora y defensora de los animales, no puede consentir
que eso, que fue en su día un hermoso leopardo, figure como un trofeo, cazado
por su hermano Raimundo en un safari al que asistió, acompañado de sus amigos,
en el continente africano.
Olivia se siente insatisfecha
consigo misma, así que, después de tomar un cortado en el bar del barrio,
decide enviar un ultimátum a su hermano, exigiendo que se deshaga del susodicho
trofeo, amenazándole con romper sus relaciones familiares.
Raimundo acepta las
condiciones impuestas, pues no figura en su ánimo destrozar lazos sanguíneos.
Además el amor de hermanos que se profesan, está por encima de todos los esos.
Que el amor resista, embista y venza todos los esos que se pongan por delante, claro que sí, Dolores.
ResponderEliminarNo hay nada como el amor filial. Hay lazos indestructible y los de sangre son muy fuertes.
ResponderEliminarMari, para mi fue muy importante el amor de mis hermanos. Me acuerdo mucho de ellos. Mª Dolores.
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