miércoles, 23 de abril de 2014

¿CASTILLOS EN EL AIRE? de Mary Rancel.






En aquella casa había ocurrido algo prodigioso. Les cuento el espejismo dorado que cambió mi vida en un instante:
No me explico de qué forma ocurrió, solo sé que de improviso, me vi residiendo –junto a mi familia- en un magnifico castillo construido en la modernidad. El imperio era minúsculo pero próspero; yo era la princesa heredera, mi esposo, el príncipe consorte y mi padre, el soberano. Él era quien desde su trono reinante, vigilaba sus dominios y a sus súbditos; a éstos, les dejaba realizar sus tareas a entera libertad. Era juicioso y objetivo, por esas cualidades le querían y respetaban. La princesa -dentro de la legalidad- hacía y deshacía a su antojo con la complicidad y beneplácito del príncipe, que era un hombre íntegro, solícito y de buen corazón.
El castillo, como casi todos, era inmenso, estaba amurallado como los del Medievo, poseía la característica atalaya, grandes habitaciones, despachos y servicios, además de un enorme salón, en el que se recibía a los visitantes ilustres; también, donde se realizaban las recepciones, las cenas, reuniones y bailes. La  estancia estaba considerada la pieza más importante del recinto; finalizaba al comienzo de la gran terraza cubierta, que daba al amplio y cuidado jardín –la joya de la corona-. En ese espacio singular, se albergaban la felicidad la despreocupación y la magia.
Cierto día, caí en la cuenta de que un espejismo no es algo real sino un artificio. Entonces me pregunté: -¿Cómo he podido vivir todo este tiempo dentro de un cuento de hadas? ¿Yo tampoco existiré? Rápida me pellizqué y me di cuenta de que había vivido una bella fantasía.
¿Habrán pensado que estaba trastornada? ¡No es para menos! Lo relatado, fue fruto de mi alucinación. ¡Fantasiosa sí que soy! Muchas veces he pensado que las cosas por quiméricas que parezcan, caben dentro de la ilusión y, se pueden vivir sin llegar a materializarse.
Al salir de mi ensoñación, me encontré en mi modesto piso, ubicado en un edificio rodeado de jardín. -¡Este sí que es el palacio de mis realidades!, exclamé llena de alegría. En mi casa me siento como la princesa del cuento; en ella paso ratos de felicidad y..., otros no tanto. Así es mi vida real, y no la real vida.




4 comentarios:

  1. Un juego divertido el de soñar, ojalá no se perdiera nunca esa capacidad de inventar mundos nuevos y vivir fantasías narrativas como esta, ¿quién dijo no a los castillos en el aire?

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  2. Soñar es maravilloso. Tu narración es fantástica. Mª Dolores.

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  3. Con compañeras tan estupendas como ustedes me siento feliz. Gracias chicas, muchas gracias.

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  4. Que facilidad tienes para saltar de la realidad a la fantacia estoy segura que el escribir te da muchas paz y que el poderlo hacer es un regalo para ti, y para nosotras el poder compartirlo contigo.

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