En aquella casa había
ocurrido algo terrible. Les cuento: allí vivía un matrimonio, con sus dos hijos
de corta edad. El marido era una persona violenta que, por cualquier cosa,
gritaba y muchas veces agredía a su buena y sufrida esposa, de la cual sólo se
oían lamentos y quejidos, siempre sin alzar la voz.
Una mañana al
levantarnos, nos extrañó el silencio al que no estábamos acostumbrados; puesto
que la casa estaba unida a la nuestra por el patio, lo que ahora denominamos
como dos casas pareadas. Pronto mi madre, por las vecinas que nos tocaron en la
puerta, se enteró de lo que había sucedido.
Por la noche, doña
María, que así se llamaba nuestra vecina, al no poder soportar la vida con
aquel hombre tan malvado; se había envenenado, (nunca me enteré con qué); mi
madre decía que yo era muy pequeña para saber los detalles de todo, sin embargo
el impacto que este hecho causó en mí, fue tan grande que, a pesar de que sólo
tenía siete u ocho años, lo recuerdo como si hubiese ocurrido ayer.
Doña María tardó dos
días en fallecer, en los cuales le dio tiempo a arrepentirse y de despedirse de
sus hijos.
El marido, a los
veinte días, buscó otra mujer y la llevó a vivir a su casa, esta vez una joven
de dieciocho años, y ya entonces, no se
oyeron más gritos.
Los vecinos le
hicieron el vacío, ninguno lo volvió a saludar, ni a dirigirle la palabra;
tengo mis dudas, pero quizá debido a eso, al poco tiempo buscó otra casa y se
mudó con la familia; nunca más volvimos a saber de ellos.
Terrible suceso que, tal como lo cuentas, explica muy bien por qué ha quedado grabado con precisión en tu memoria. Tan triste como inútil la decisión de esta mujer atormentada, tan cruel como mezquino el proceder de su esposo. La historia transmite esa atmósfera de fatalidad que roza el ánimo.
ResponderEliminarUna historia que parece sacada de una trágica novela ,pero, al parecer fue real. Hay cosas que no podemos llegar a comprender, entre ellos, la violencia sin límites y también la desición de la atribulada esposa.La vida es así de cruel y nadie estamos libres de que nos pueda ocurrir algo tan sobrecogedor. La historia que cuentas está tan bien relatada que pone los pelos de punta.
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