lunes, 21 de abril de 2014

EL REFLEJO DEL YO. De Antidia Iraida.




Buenos días, le digo a la imagen que se refleja en el espejo cada mañana, mientras la miro con extrañeza y pienso: ¿la habré  visto antes?.   Apenas empieza el nuevo día  y ya voy refunfuñando por el pasillo: ¿por qué habré mirado al espejo como cada mañana?. Me dirijo a la cocina; no hay nada que no arregle un buen café rociado con unas cucharadas de alegría, fantasía y buen humor, así, en estas circunstancias, ya me puedo mirar…vamos, con el cóctel molotov que llevo dentro, ¿quién puede sobrevivir con este yo?. Si me enfado con el viento, más  llega el sol y todo desaparece. Al momento, veo nubes negras donde luce el sol resplandeciente y creo que lloverán chuzos de agua caliente en pleno mes de abril, ¡qué más da que llueva, que haga sol!: en vaqueros, en traje de noche, de día o de noche, “soy yo”, lunes, domingo, ¡viva la fiesta!. No importa que música toquen, aunque de pronto me entre la pena o me desborden las emociones y me ponga  a llorar, ¡eso es que estoy viva! Mañana será otro día y a comenzar de nuevo.





2 comentarios:

  1. Agradecer la dicha de estar vivo con cada despertar, Antidia, claro que sí; de eso me habla tu escrito de esta semana, incluso cuando no nos reconozcamos en ese reflejo del yo ante el espejo.

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  2. ¡Que bonito! es precioso mirarse al espejo y ver reflejada la imagen de la vida. Felicidades

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