Es San Valentín. Han llegado unos claveles para una recién
casada; los envía su maridito. Al rato,
toca la puerta el cobrador de la floristería. Ella paga y luego mira la factura
y… ¡sorpresa!: dos ramos y lo peor es
que el otro era por unas ¡¡orquídeas!!.
Al llegar, el marido vio su ramo de
claveles en la basura. Quedó mosqueado.
– ¿No te gustaron?- preguntó
–Sí, amorcito, pero las orquídeas me
hubieran gustado más.
El marido todo meloso le respondió:
–
¡Bobita, fue solo una bromita!.
La bobita se lo habrá creído, pero nosotras no, ¿verdad? Y, en todo caso, es cierto aquello de que hay bromas y bromas…
ResponderEliminarLas mujeres no somos bobas, los otros son los bobos. Por cierto, a mi me gustan más los claveles. Mª Dolores
ResponderEliminarUna broma de mal gusto, sin duda. ¿Quien quedó mal? el marido haciendose el listo.
ResponderEliminar