Regina era
una mujer madura, solitaria. No tenía
amigas y mucho menos amigos. Se sentía
incomprendida por la sociedad pero todo cambió cuando llegó a su vida el intruso. Se lo encontró cerca de su
casa. Regina vive en un bungalow ubicado
en una urbanización muy bien planificada donde ella disfruta paseando. Eso es lo que hacía cuando se percató que alguien
la seguía, de modo que volvió a su casa para despistar al perseguidor. Cuando procedía a introducir la llave en la
cerradura, miró hacia atrás y allí continuaba el intruso. Regina, muy enfadada, le plantó cara:
-¿Por qué me
sigues? Me estás comprometiendo. ¡Márchate!.
Pero él ni
se movió. La contemplaba con una
lánguida mirada, implorándole que la dejara estar con ella, que le daría
compañía puesto que los dos se encontraban en igualdad de condiciones; solos.
Regina no
tuvo más remedio que darle cobijo y, desde luego, no se arrepintió pues juntos
se divertían y disfrutaban al mismo tiempo que se daban cariño.
No sé qué
estarán pensando pero les cuento que el intruso había sido hasta el encuentro
con Regina, un perro abandonado que, al encontrase con ella, presintió que
ambos se necesitaban.
Historia muy bien hilvanada, donde dos soledades se unen para hacerse más feliz la vida.
ResponderEliminarEste relato me parece fenomenal, me tuvo en ascuas mientras lo leías y el final es espectacular.Te felicito. Abrazos. Mary
ResponderEliminar