miércoles, 30 de mayo de 2012

ENIGMA de Mary Rancel





Entro en el tren y me acomodo en uno de los asientos laterales.  Hay poca gente en el vagón.  Saco el libro de relatos que acaba de regalarme mi hermana mientras esperábamos en el andén, antes de despedirnos.  Después de admirar sus hermosas ilustraciones, comienzo la lectura:
Vió como entraba en el vagón un extraño hombre con gabardina y sombrero negros…”; en ese instante, una sombra hace que mire por encima de mis gafas.  Veo a un hombre como el que detalla el relato y aunque me choca mucho, pienso que es sólo una casualidad.  Compruebo la ilustración y… ¡no puede ser!: no es únicamente la ropa, es su fisonomía, su cuerpo, todo…; es la viva reproducción de su imagen.  Esto me inquieta profundamente.  El hombre me mira y yo desvío la mirada hacia el libro para proseguir la lectura:
“…lleva un maletín de cuero marrón y zapatos del mismo color…”.  Es manifiesto que los lleva idénticos, ¿qué está pasando?.  Ahora estoy ¡frenética!, esto no puede ser verdad.  El individuo se despoja de la gabardina y toma asiento frente a mí, mostrando un elegante traje gris oscuro con raya diplomática y, tal vez a causa de su indumentaria, de pronto deja de ser un extraño ante mis ojos; muy al contrario, comienzo a verlo como una persona distinguida y elegante.  Con ademanes pausados y correctos, pone sobre sus piernas la gabardina, y el maletín encima de ésta.  Empiezo a sentir curiosidad.  He dejado de leer pero, presurosa vuelvo al relato, aunque apenas sondeo por encima para advertir que ¡todo! lo que ha hecho este individuo es repetición exacta de los movimientos del personaje que vive entre las páginas del libro.
El tren se detiene en la parada.  Veo como sube una chica que llama la atención por su atuendo y singular belleza.  Toma asiento al lado de mi enigma y se ponen a charlar animadamente.  Es obvio que se conocen.  Él abre el maletín y saca una flor roja que la recién llegada recibe con sumo agrado.  Inquieta, repaso la lectura y…¡concuerda lo que leo con los hechos que estoy presenciando!.  En ese momento,  el tren se detiene y llego a mi destino.  Bajo con desgana.  Me gustaría terminar el relato con hechos reales y no con los escritos.  Me conformo, ya  me enteraré del final cuando termine el libro.  ¡Anda!, esto sí es casualidad; también se han bajado los protagonistas de mi historia.  Él se acerca a mí y, cortésmente me entrega una flor igual a la que le dio a la muchacha en el vagón.  Ella me da un pequeño frasco con mi perfume favorito. ¡No sé como reaccionar! ¡Todo me resulta tan alucinante!.  Ante mi estupor, veo como se aproximan a la escena mi hermana y mis amigas que, desternilladas de la risa,  me cuentan que fueron ellas quienes tramaron esta representación para felicitarme por ni onomástica.  Extraña felicitación aunque, de lo más intrigante y original.


2 comentarios:

  1. La narración en tiempo presente es siempre complicada, sin embargo, tú has sabido llevarla muy bien, construyendo un relato de intriga que mantiene el suspense hasta el final. Eso habla de tu destreza narrativa, en franco progreso.

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  2. Que bonitos comentarios los tuyos, hacen que me sienta importante sin serlo. Gracias.

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