A
mi vivienda de La Laguna, llegaban
intrusos cuando menos lo esperabas. Como con
quien se entendían era con mi hijo Manolo, tenían que esperar porque a veces
esas visitas demoraban horas. Para que
no se aburrieran y mientras esperaban, les daba una revista y ellos se pasaban
la tarde leyendo.
paredón, con revista y todo. Aquellos intrusos no eran
otros que unos molestos ratones
Relato escrito con ese estilo propio al que nos tienes acostumbrados, lleno de chispa y picardía. A todas tus historias les pones ese sello personal que los caracteriza y los hace únicos.
ResponderEliminarTan divertido como siempre tu bonito relato. El tono simpático como lo eres tu.
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