Recuerdo un
matrimonio que era muy feliz. No se
separaban nunca, siempre los veía juntos.
Se cuidaban mutuamente y a veces, cuando él regresaba de su trabajo, le
traía una rosa de regalo. Cuando los
amigos lo invitaban a algún sitio, él siempre respondía que sólo iría si su
esposa podía acompañarle. Las mujeres de
sus compañeros le tenían envidia y siempre le comentaban la suerte que tenía
ella por tener un marido que la llevaba a todas partes y lo felices que se
veían siempre juntos. Ella les contaba
que cuando lo invitaban, ella siempre le decía:
-Ve tú que
yo me quedo aquí tranquila- pero, su marido siempre le respondía:
-Si tú no
vas, yo tampoco.
El caso es
que aquella felicidad se les truncó un día.
Él enfermó y ella lo cuidó con cariño y sosiego hasta que llegó la hora
final, cuando vino la intrusa y se lo llevó.
Relato lleno de sencillez pero con un final muy sorpresivo pues nada, a partir del título, hacía suponer el desenlace. Muy efectivo.
ResponderEliminarPensé que el desenlace sería diferente, yo estaba pensando en la infidelidad y mira por donde, fue realmente la intrusa la que se metió en medio de una pareja feliz.Me gusta mucho.
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