Allá por los
años cuarenta, después del fin de la guerra civil española, vino a Canarias un
destacamento de África que se instaló en Güimar. Era una cantidad importante de moros. Muchas de las chicas de esas familias se
casaron en la isla pero, dicen que algunas de ellas fueron vendidas. Pertenecían a otra cultura y los hombres eran
muy celosos de sus mujeres y las creían de su propiedad. Mi madre me contaba que ella nunca pudo
olvidar el día en que presenció como uno de ellos apuñalaba a una
muchacha. Cada vez que le asestaba una
puñalada, miraba al sol y luego le daba otra.
Cuando por fin llegó la guardia mora, casi no pueden quitárselo de encima. La chica estaba muerta. Aquel desalmado murió poco después en el
cuartel.
Pasados
algunos años, muchas de aquellas
personas marcharon, aunque en Güimar quedó mucha de su descendencia, hoy en día
güimarera y plenamente adaptada.
Una historia tremenda de machismo y celos que, pese a los años que han pasado y a lo extraño que parecía entonces aquella cultura, es lamentablemente cercana en contexto y en época
ResponderEliminarEs tremendo lo que narras y muy cruel No olvidemos que hoy en día se están dando de nuevo esos crímenes, llamados violencia degenero.
ResponderEliminarEsto mismo ocurre en la actualidad con el nombre de violencia de género. Te veré mañana
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