Señor Conde:
Le escribo esta carta para que me saque de dudas. No creo yo que usted muerda a las mujeres en
el cuello para chuparle la sangre, como dicen.
Pienso que tiene que haber algún truco, porque ¿sabe usted que es un
peligro beber la sangre sin analizarla? ¡Podría contagiarse de muchas
enfermedades!. Seguro que padece de
alguna dolencia; por eso está tan pálido.
Puede ser una enfermedad rara o…tal vez, en el fondo sea usted tan
tímido que solo se atreve a salir por las noches. Tengo que advertirle que sea muy prudente
porque en la noche hay mucha corrupción.
Como usted liga tanto, es por eso que puede disponer de ese
preciado líquido, pero si me permite, le doy un consejo. Lo mejor es que haga un cambio, vaya al
dentista para que le limen esos colmillos tan desagradables. Salga todos los días un ratito para tomar el
sol y como por Transilvania no gozan de tantas visitas de ese astro tan
calentito, se viene usted para Tenerife que aquí está don Sol siempre y, de
paso, puede traerse también a sus paisanos para que hagan turismo. Ah, se me olvidaba decirle que además de sol,
aquí hay ¡muchas chicas guapas!
Hasta nunca, cuídese.
Una carta llena de picardía que el señor conde Drácula sabrá apreciar, tanto como nosotras, porque siempre es de agradecer un toque de humor, Nati.
ResponderEliminar¡Hay la sangre! preciado tesoro sobre todo para el conde Drácula.. Muy especial tu narración con esa chispa de humor.
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