Te escribo esta carta,
mi príncipe azul, ¡tanto que soñé contigo!. Son tus ojos azules como el cielo,
nunca me olvido de ti, ni de día ni de noche.
Hasta sueño que llegas
a casa y me traes flores, ¿te acuerdas lo que trajiste? Los claveles con
piojillo y yo me enfadé y me dijiste no te preocupes que los bichitos los
cuidan más. Así que la próxima vez, escógelos. A la otra semana, me trajiste
rosas rojas, casi negras, eran preciosas y también unos bombones, y lo que
hacíamos era reírnos.
Hasta pronto, mi
príncipe, ya te compraré un regalito, no creas que me olvido.
Dulces recuerdos los de ese príncipe azul que nunca se olvida, Paula
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato del príncipe,. El color es lo de menos, el amor que desprende tu escrito es lo importante.
ResponderEliminarQue tierna te pones con tu príncipe azul. Dolores.
ResponderEliminar