Usado desde tiempos lejanos, allá por la época de
los faraones, fueron –según cuenta la historia –los chinos quienes lo
inventaron. Su primera misión fue atajar
del sol pero, una vez que llegó a Europa, evolucionó y se transformó también en
un objeto para proteger de la lluvia.
En la Edad Media, las damas lo utilizaron como un
elemento de glamur y usarlo, daba un toque de distinción. Eran de fina seda, con encajes y puntillas,
acorde con sus elegantes vestidos.
Al comienzo de los tiempos modernos, el paraguas era
por lo general de color negro y aunque hoy es meramente un objeto útil, se
pueden encontrar de muchos colores, con variadas combinaciones, formas y
tamaños, según la moda del momento.
Actualmente hay muchas versiones de ellos y algunos son plegables para
poder llevarlos cómodamente en el bolso, así no se convierten en una carga que
es fácil dejar olvidado en cualquier sitio, al salir.
El paraguas parece un objeto banal, pero nos da
cobijo y nos resguarda, además, ¿con qué mejor excusa podrías estar más
agarradito a esa persona que te gusta, sino con la de compartir paraguas en un
día frío y lluvioso?
Se nota que te has documentado sobre la historia de nuestro amigo el paraguas. Interesantes hallazgos que seguro muchas de nosotras desconocíamos. Me gustó mucho la manera en la que cierras tu escrito.
ResponderEliminarHe aprendido mucho sobre el paraguas leyendo tu escrito. Hasta luego compañera.
ResponderEliminar