A Laura, desde pequeña, le inculcaron que en esta
vida hay que luchar mucho y sacrificarse para poder conseguir los objetivos que
te propones. De ese modo, se convirtió
en una luchadora que no vacilaba en pisotear a quien fuera por conseguir lo que
quería, hasta conseguirlo.
Pero, cuando fue madre por primera vez, se dio
cuenta de que tenía que elegir entre su ascendente vida laboral o su vida
personal. Fue una elección dura –dada su
educación –pero, ahora cada vez que su hija la mira y le dedica una sonrisa,
sabe que su retirada fue una victoria, y que ganó el mayor premio que la vida
te puede dar: ¡ser feliz con muy poco!
Clarísima historia con moraleja. Relato que nos dibuja con precisión la dificultad de algunas decisiones. Duro que sea siempre la mujer a quien se coloque en esa complicada disyuntiva.
ResponderEliminarTodas las mujeres, salvo raras excepciones, lo dejaríamos todo por nuestros hijos.
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