Toda la vida he estado rodeada de personas muy especiales;
mi hermano fue una de ellas.
A pesar de llevarle solo dos años de edad, siempre me sentí
un poco responsable de él, quizás debido al espíritu maternal que nos
caracteriza al noventa por ciento de las mujeres, y a que mi madre me insistía en
que yo era la mayor y debía cuidarlo y protegerlo.
Él siempre se rodeó de muchos amigos. Cuando tenía nueve o diez años, una vez,
cogió de la despensa una manilla de plátanos y, por la ventana, los repartió
entre todos. Mi madre, al irlos a buscar
para ponerlos en la mesa, ya no encontró ninguno. Aquellos tiempos eran muy duros, tanto que se
pasaba mucha hambre, sobre todo en la capital.
Ya de mayor, hasta los diecinueve años, el tiempo que le
restaba a los estudios, lo invertía entrenando a niños pequeños del barrio y
formando equipos de fútbol. Le apasionaba toda clase de deportes. Le dieron el premio al mejor deportista del
año, pero él no le dio ninguna importancia y nos enteramos por los amigos.
Mi hermano hizo el servicio militar voluntario y, cuando lo
terminó, empezó a trabajar en una empresa.
Como había hecho el Bachiller Superior, al mismo tiempo, siguió
estudiando e hizo Graduado Social. Casi
en la misma época, conoció a la que fue su esposa. En su vida solo existió un único trabajo y
una única mujer.
Vivieron unos años felices, en los que fueron padres dos
veces pero, esa felicidad duró poco tiempo.
El año que cumplía cuarenta y seis años, enfermó y, a los tres meses,
nos dejó para siempre.
Para mí, aparte del dolor que sentí como hermana, el vacío
que me quedó fue tan grande que, aún viviendo mi madre, me sentía
huérfana. Sí, huérfana de hermano. Su sitio jamás podrá ser reemplazado.
De esto han pasado ya veintidós años y ésta es la primera
vez que me he atrevido a escribir sobre él.
He sentido mucha paz y dos gracias al Señor por haberlo podido hacer.
Emotiva semblanza de un ser especial en tu corazón y en tu recuerdo. Rebosa amor por los cuatro costados este escrito, Amalia.
ResponderEliminar¡Olvidé felicitarte también por ese Diploma de Finalista!.
ResponderEliminarPreciosa semblanza a una persona tan especial como lo es un hermano. Me ha emocionado el relato, lleno de amor y añoranza. Digna narración para quedar en una digna final. Enhorabuena
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