A veces es necesario intervenir en la vida de los
demás, y esta es la historia de una de esas ocasiones.
-¡Eh, Valentina! ¡Eh, aquí! Hola, Valentina
-Parece que alguien me llama, he oído mi nombre a
pesar de que me encuentro sola –reflexiona en voz alta Valentina.
-Sí, has escuchado bien. Soy tu conciencia. Por mucho que mires, no me verás, sólo
percibirás mi voz.
Valentina no salía de su asombro.
-¡Es imposible, pues no tengo conciencia! Es lo que
mi madre me repite siempre –replicó temblorosa.
La conciencia trata de justificarse, respondiendo.
-He estado ausente tres meses, ampliando mis
conocimientos con los monjes del Himalaya.
Ahora, de vuelta, me presento en tu casa y te encuentro tumbada en el sofá,
sin hacer otra cosa que gandulear.
-Verás, querida conciencia –susurra Valentina –siento
una inmensa tristeza; no poseo fuerzas para levantarme. Es tal mi apatía que mi jefe ha tenido a bien
concederme quince días de vacaciones, para poder recapacitar sobre mi actual
situación. También, para más suplicio,
mi coche lo tengo en el taller porque el motor no funciona como es debido. Soy gafe, todo me sale mal, mi vida es una
ruina.
-¡No permito que hables de ese modo! –replica su
conciencia con energía –tu obligación es luchar y sobreponerte.
-Claro, para ti es muy fácil –reclama Valentina –vivo
en una encrucijada, no encuentro aliciente. ¡Todo esto va a acabar conmigo!.
-Capto que necesitas mucha ayuda –se ofrece con
gusto la conciencia –lo primero es levantarte, salir a pasar, visitar
exposiciones, ir al cine para disfrutar de una buena película, leer, ver
escaparates. No hay que dar tantas
vueltas a las cosas, distracciones sobran. ¡Arriba el ánimo y las ganas!
Además, Valentina, cuando todo va mal, recuerda que … ¡siempre se puede estar
peor!
Ingeniosa manera de resolver la tarea de una historia con moraleja. Esta conversación con la propia conciencia me ha parecido realmente interesante, por lo original. Muy bien.
ResponderEliminarResultas singular en todo lo que escribes. Tu desbordante imaginación te lleva por senderos ocultos para otros, sigue así, que vas más que bien. Me ha parecido estupenda tu narración.
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