Son jóvenes recién casados y se aman. Los dos trabajan y tienen un piso precioso. Todo les sonríe y su felicidad es completa. Lo
que les falta, ya viene en camino.
Esperan un bebé; ¡su gran ilusión!
Ella lo comenta en su trabajo y el jefe la llama al
despacho para comunicarle su despido. Se
queda paralizada. ¡No se lo puede creer!; por traer un hijo al mundo se queda
sin trabajo.
El marido la anima, no quiere que esa situación
afecte al niño.
-¡No te preocupes!, con mi sueldo saldremos
adelante, tú descansa que te vendrá bien.
Pasan los meses, llega el momento del
alumbramiento. Los dos están muy
nerviosos, sobre todo él. Cuando se
dirigen en su coche al hospital, un novato del volante, se salta un semáforo en
rojo y choca contra el vehículo de la pareja.
Eso provoca un tremendo atasco, además del destrozo del coche.
La policía llega enseguida. Llaman a la ambulancia. Gracias a Dios no les pasó nada pero, el niño
está a punto de venir al mundo. Ella
tiene fuertes dolores y una media hora después, nace un precioso bebé en la
misma ambulancia.
No se lo pueden creer. A pesar del terrible accidente, todo ha
salido bien.
El médico que les asistió, les comenta
-Cuando todo va
mal, recuerden que ¡siempre se puede estar peor!
Bien llevada esta historia con moraleja final. Con ese estilo propio y personal al que nos tienes acostumbrados, nos conduces a través de un relato del que el lector desea saber cómo terminará, a medida que avanza.
ResponderEliminarEres estupenda narrando, tus historias son interesantes y, con intriga hasta el final. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarTodo lo que escribes demuestra la gran imaginación que tienes, y la manera tan natural que tienes de contarlo,hace que al leerlo parezca que lo estamos viviendo, un abrazo, y mis mejores deseos para el Nuevo Año.
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