lunes, 3 de diciembre de 2012

HABLEMOS DE PARAGUAS de Luisa Delgado Bello




Hace muchos años, le regalé un paraguas a mi madre.  Era grande, de un estampado a cuadros muy bonito.  Ella lo usaba de bastón o para la lluvia, indistintamente.  Lo cuidaba mucho y siempre nos repetía que no se lo tocáramos porque podíamos estropeárselo. 
Un día, mi hermana lo tomó prestado sin su permiso y cuando la vio con él, le dijo que lo pusiera en su sitio inmediatamente, que en el paragüero había otros y que el de ella no se lo tocaran para nada.  Cuando llegué a la casa aquella tarde, mi hermana se moría de la risa al echarme el cuento.
En esa época mi madre tenía 98 años pero, no se le escapaba ni una.  Por más que mi hermana le explicaba que aquél no era el suyo, ella reconocía perfectamente todas sus cosas.
Murió a los 100 años, con una lucidez que ya quisieran para sí muchos de 50.  Mi madre fue un amor de madre.


4 comentarios:

  1. Dulce y emotiva semblanza que, a partir de la excusa del paraguas, sirve de homenaje velado a una madre. Muy bonito, Luisa. Me ha gustado mucho.

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  2. Que suerte la tuya, te envidio por poder estar cerca de tú madre tanto tiempo. Sabes que estamos en la misma onda, y que todo lo que escribes me encanta. un abrazo muy fuerte.

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  3. Ya no me sorprendes, espero cualquier cosa bonita de ti, nos tienes acostumbrados a tus magníficos relatos contándonos retazos de tu vida. No cambies.

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