A Leo le gusta ver pasar a la chica rubia. Levanta la cabeza y mueve un poco la cola,
pero después se queda quieto, siguiendo con los ojos la sombra en el
patio. Mueve la cola en el recipiente y
se queda pensando.
-Me voy a la habitación donde se hace fresco.
A Leo no le gusta el sol del mediodía, sólo le importa
la rubia. Es feliz viéndola pasar,
observar su reflejo sobre las baldosas.
Suspira y espera un poco más antes de retirarse.
La ve pasar.
Decide quedarse. Moja el pincel y
toca con él el lienzo donde la rubia camina bajo el sol de la tarde, sobre las
baldosas.
Muy bien, interesante deconstrucción del famoso relato de Cortázar,
ResponderEliminarPatio de Tarde.