Una noche de primavera clara y perfumada por la brisa
marina, cogí un libro y me puse a leer una bonita historia de amor a la orilla
del mar. Había una luna llena preciosa y
empecé a sentirme parte de aquella historia, tanto que me parecía leer lo que
yo sentía:
Tú eres el que me hace soñar con la luna y, verla
reflejada sobre el agua en mis noches de fantasías, hace que te sienta
cerca. Me parece tocarte, oír tu compás
al respirar, te siento vibrar de amor al latir de tu pasión, mientras hasta mí llega el aroma dulzón de
tu aliento. Es que tu presencia no la
cambio por ninguna. Tú eres el que me
haces soñar con la luna, como un sol de medianoche.
Cerré el libro y me puse a contemplar la luna; mi única
compañera aquella noche.
Los hermosos recuerdos vividos, a veces se agolpan al final del día, para que brillen como soles de medianoche.
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