Recorro los años de mi niñez con ilusión, sintiendo que
era una niña feliz. Recibía el amor de
mis padres y los mimitos de los hermanos.
Velozmente llegó el camino de la adolescencia, presumiendo, luciendo
lindos vestidos para gustar, esperando al príncipe azul, que nunca llegó.
Extracto de una vida, como un perfume cuyos efluvios sugieren más de lo que cuentan. Tal vez los príncipes azules no existan, Dolores.
ResponderEliminarPues tienes razón Isabel, según el tiempo que ha pasado, no existen los príncipes azaules. Pero ya no me importa,
ResponderEliminarya no me interesa. Dolores.