Desde el
balcón de María se divisa una bonita vista; un día esplendido que un poco de lluvia
terminó por enturbiar. Sin embargo, María
es ajena a todo esto. La tristeza puede
con ella. ¿Qué le pudo pasar? –me pregunto-
¿un desamor?. Posiblemente. ¿Cómo le pudo hacer tanto daño? Sigue anulada por completo, sin voluntad ni
para seguir viviendo.
¡Cómo
extraño esos días felices de amor y de caricias junto a la estufa! Ahora solo
me queda la esperanza de que María se despierte y vuelva a ser la de antes;
amable y cariñosa, porque esto no es vida.
Ella la está desperdiciando esperando no sé qué. Y yo aquí,
esperando también que ella entre
por esa puerta con mi ración de pescado. ¡Ay, menos mal que me quedan otras
seis vidas por vivir!
¡Qué bien has sabido engañarnos! Este micro, de final inesperado, me parece sencillamente genial. Muy bien, Elvira
ResponderEliminarLa opinión de los gatos cuenta como la que más. Bonita descripción de una pena que no sabemos el origen.
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