Óleo de Basi Mateo |
He vuelto.
Soy la voz del narrador. Soy un genio,
conocedor de todo y todos. Por tal
motivo, cuando observo a través de mis radiantes ojos a María, mientras esconde
en el sótano de su memoria un inmenso dolor, y relega unos cuantos sueños,
martirizándose por algo abstracto que, sin remisión, le acosa, deduzco la pérdida de habilidades por su
parte.
A sus cuarenta años, podría ser una gran mujer,
eclipsar a los demás con su saber y belleza.
Sin embargo, se abandona, no alimenta ni cuida a sus gatos, los deja en
el balcón, mojándose con la lluvia, ateridos de frío.
¡María!, despierta, muévete, busca la armonía. Vuelve a empezar…¡no te tortures más!.
¡María!, vístete de…rojo.
Qué interesante el recurso que has usado para hablarnos de María: el narrador omnisciente, que todo lo sabe, da un paso más allá y se involucra con la historia que nos cuenta, de tal modo que hasta se atreve a aconsejar a la protagonista para que salga de esa angustia que la envuelve. Muy bueno.
ResponderEliminarEl rojo de la pasión te ha inspirado en esta historia, le has dado la vuelta de una forma ingeniosa e inteligente. Enhorabuena compañera.
ResponderEliminarMary me encanta tus comentarios sobre mis narraciones. Gracias.
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