Blanca y su
novio eran una pareja feliz y creían que tardarían poco para casarse. A el novio
le gustaba mucho ir a casa de sus padres, cada vez que cumplía años lo
celebraban en casa de sus suegros. Le hacían la tarta como si los años no
hubieran pasado y siempre pasaba igual.
El amor se fue enfriando y finalmente se presentó el desamor. Ella lo
estaba pasando mal y para colmo era alérgica a los gatos pues la suegra tenía dos
o tres y estar cerca de ello le sentaba fatal.
Trataba de no estar mucho tiempo en aquella casa porque si lo hacía, sabía que terminaría en
el médico. Blanca sabía que aquel amor
estaba destinado al fracasado por múltiples y alérgicas razones.
Razones no le faltan, desde luego; gatos, alergias y desencanto no hacen buena mezcla, tienes razón.
ResponderEliminarA veces el amor no triunfa. Los gatos con la gota de agua que colma el vaso.
ResponderEliminar