Nada más verla,
Nati creyó que no podría subirla…pero, como hace deporte, aquagym, monta en
bicicleta recorriendo dos o tres kilómetros al día, y subiendo y bajando los
cuatro pisos de su casa, podrá hacerlo.
¡Gracias a
esos ejercicios, no tendré problemas para subir la cuesta! –pensaba ella-
Lo malo era si
el corazón podría aguantar el esfuerzo que tenía que hacer, aunque, lo
intentaría pese a que el camino fuera difícil, pues la cuesta era de tierra y estaba llena de baches.
Los mismos
obstáculos que se encuentran a lo largo de la vida, que con tesón, ha sabido
sortear; ese fue su pensamiento, así que subir la cuesta sería un reto para
ella, otro de los tantos enfrentados por Nati.
Cogió aire y
empezó a pedalear con fuerza. Patinaban
las ruedas, le estaba costando, se esforzaba, pero no podía más, se bajó de la
bici, terminó de subir caminando, cuando llegó al final, miró hacia abajo y le
pareció imposible lo había logrado, pero allí estaba. ¡Había logrado subir la
cuesta!
El que insiste vence y mucho más si, como Nati, la protagonista de tu historia, se es poseedora de tanta fuerza interior y tanta resolución.
ResponderEliminar¡Arriba Nati! no podemos achicarnos ante ningún obstáculo.
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