Aquella había sido
una noche de estreno. Salí de aquella habitación de hotel de la mano de Sergio
con el convencimiento de que había pasado algo maravilloso.
Esa noche
estrené un vestido precioso y fue nuevo para mí, asistir a la boda de una amiga
sin la compañía de mis padres y, a mis 18 años, también fue nuevo ir acompañada
de mi novio.
Todo fue tan
novedoso como mágico, cuando en medio del banquete, empezó a llover con fuerza
y con un fuerte viento que amenazaba con llevarse todo.
Como el
convite se celebró en las afueras de la capital, era una temeridad salir a la
carretera porque con aquel mal tiempo, podríamos tener un accidente.
La casualidad
hizo que cerca del restaurante hubiera un hotel y allí nos dirigimos. Cuando llegamos, llamé a mis padres, para
decirles lo que pasaba.
Ellos se
pusieron histéricos, sobre todo mi padre ¡No debimos dejar que fuera! Me dieron gran cantidad de recomendaciones.
¡Mamá no te
preocupes, tranquiliza a papá, Sergio es responsable! ¡No pasará nada,
mañana os vemos, y te contaré lo bien
que lo hemos pasado! ¡Un beso!.
Al día
siguiente, muy temprano, casi de noche
salimos del hotel, muy felices.
Experiencias nuevas y emocionantes en esta maravillosa aventura de la vida. ¡Dulce relato lleno de inocencia!
ResponderEliminarUn estreno de gala, íntimo y lleno de ilusión con algo de candidez.
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